Creo que la Iglesia es una, santa, católica y apostólica
Que tal a todos quienes visitamos este sitio, el cual ha buscado ser innovador y enriquecerse día a día. He querido en esta ocasión compartirles un pequeño boceto de una lectura que hice un poco antes de la Semana Mayor respecto de esta verdad de fe: Creo en la Iglesia. Espero nos ayude a meditar sobre nuestra Fe.
“Creemos en la Iglesia, una y también santa, porque Santo es el Señor. (Afirma el ponente). Permítanme que les lea unos párrafos maravillosos, por tanto no escritos por mí: “!Qué discutible eres, Iglesia, y, sin embargo, cuánto te quiero!. Cuánto me has hecho sufrir y, sin embargo, cuánto te debe. Quisiera verte destruída y, sin embargo, tengo necesidad de tu presencia. Me has escandalizado mucho, y sin embargo me has hecho entender la santidad. Nada he visto en el mundo más oscurantista, más falso y nada he tocado más puro y más generoso y más bello. Cuántas veces he tenido ganas de cerrar en tu cara la puerta de mi alma y cuántas veces he querido poder morir entre tus brazos seguros. No, no puedo olvidarme de ti porque soy tú aún no siendo completamente tú. Además, ¿a dónde iría yo? ¿a construir otra iglesia? La construiría con los mismos defectos, con los míos que llevo dentro, y si la construyo será mi iglesia, no la de Cristo. Soy bastante mayor para entender que no soy mejor que los demás”… (Continúa)… El otro día un amigo escribía una carta a un periódico diciendo: -dejo la Iglesia porque por su compromiso con los ricos ya no es creíble-. Me da pena. O es un sentimental que no tiene experiencia y lo disculpo, o es un orgulloso que se cree mejor que los demás. Ninguno de nosotros es creíble mientras esté en esta tierra… La credibilidad no es de los hombres, es sólo de Dios y de Cristo. De los hombres es la debilidad y, acaso, la buena voluntad de hacer algo bueno”.
La Iglesia tiene el poder de darme la santidad y está formada toda ella del primero al último, por pecadores y !qué pecadores! Tiene la fe omnipotente e invencible de renovar el Misterio Eucarístico y está compuesta por hombres débiles que quedan perplejos y se debaten cada día contra la tentación de perder la fe. La Iglesia lleva un mensaje de pura trasparencia y está encarnada en una masa sucia como sucio es el mundo. Habla de la dulzura del Maestro, de su no violencia, y en la historia ha mandado ejércitos a destruir infieles y torturar herejes. Trasmite el mensaje de evangélica pobreza pero busca dinero y alianzas con los poderosos. Los que sueñan cosas diversas de esta realidad no hacen sino perder el tiempo, demuestran que no han entendido al hombre. porque así es el hombre, como lo hace visible la Iglesia. En su maldad y al mismo tiempo en su coraje invencible que la fe en Cristo le ha dado y la caridad de Cristo le hace vivir”.
Dios nuestro Padre, en Jesucristo, su Hijo muy amado, siga vivificando su Iglesia con su Santo y Divino Espíritu. María, Madre de la Iglesia, ruega por nosotros.
Tomado del libro: Diez palabras clave para leer el Credo, de Carlos Díaz; Fundación Emmanuel Mounier, Colección Sinergia. pp. 70-72.