Tal vez alguno de nosotros ha sido enviado por Dios como discípulo, a enseñar, a trasmitir su palabra. A todos, en una ocasión u otra, se nos presentan situaciones en que debemos dar testimonio de nuestra fe. Pero para poder hacerlo, nuestro corazón tiene que estar previamente lleno de Dios. En caso contrario trasmitiremos palabras sin contenido, palabras que no convencerán a nadie. Cada vez que necesitamos trasmitir la Palabra de Dios tenemos que prepararnos. Y prepararnos es pedir a Dios su auxilio. Sólo cuando es el Espíritu de Dios el que inspira las palabras que salen de nuestra boca, pueden llegar a los demás como Palabra de Dios y penetrar el corazón de quienes nos escuchan. Y no caigamos en el error de pensar que para trasmitir la Palabra de Dios hace falta saber mucho, ser muy preparado. Lo que sí hace falta es contar con el auxilio del Espíritu de Dios. Y ese auxilio nos es dado siempre que nosotros lo pedimos lo pedimos con humildad. Por eso, no trasformemos el mensaje de Jesús o su Palabra en una mera transmisión de información, la Palabra de Dios es mucho más que eso.
“Todos te andan buscando”. Esta frase tiene hoy la misma vigencia que hace dos mil años. También hoy todos tenemos “hambre” de Dios. Continúan siendo actuales las palabras que San Agustín escribió al comienzo de sus Confesiones: “Nos has creado, Señor, para tí y nuestro corazón no encuentra sosiego hasta que descansa en Ti”. El corazón del hombre está hecho para buscar y amar a Dios. Y el Señor facilita ese encuentro, pues El busca también a cada persona. Hay, han habido y habrán muchos hombres y mujeres en el mundo, pero ni a uno solo de ellos lo deja de llamar el Señor.
En el evangelio de hoy, los demonios, reconocen en Jesús al Mesías, le dicen nosotros sabemos que eres el Santo de Dios. Por eso nosotros, cuando decimos que creemos en Jesús, no decimos nada especial, porque también el demonio cree en Jesús, como vemos en este Evangelio. Lo realmente importante es que nosotros le creamos a Jesús, para así actuar como él nos mostró.
Mártir quiere decir “Testigo” y cada uno de nosotros tiene muchas oportunidades de dar testimonio de Cristo, y eso es lo que el Señor nos pide en el Evangelio de hoy. Nos pide ser valientes, ser capaces de confesar a Jesucristo en nuestro medio y en los ambientes que desarrollamos nuestras vidas delante de los hombres. Aún a pesar de que el precio de confesar nuestra fe sean las persecuciones, que también se dan en nuestra época de una forma diferente, más encubierta que la que existía en tiempos del Señor.
…Les pido también rezar por los culpables de su pobreza, para que se conviertan. Rezar por tantos ricos que se visten de púrpura y de lino y hacen fiestas con grandes banquetes, sin darse cuenta de que a sus puertas yacen muchos Lázaros, deseosos de saciar su hambre con las sobras de sus mesas. Recen también por los sacerdotes, por los levitas, quienes —viendo a aquel hombre golpeado y medio muerto— pasan de largo, mirando a otra parte, para que tengan compasión. A todas estas personas, y por supuesto también a otras que están relacionadas negativamente con la pobreza de ustedes y con tantos dolores, sonríanles desde el corazón, deseen para ellos el bien y pidan a Jesús que se conviertan.
Recemos de corazón por la conversión de los políticos mexicanos.
La Iglesia es fiel si su único tesoro y su único interés es Jesús, pero es tibia y mediocre si busca su seguridad en las cosas del mundo. Esta ha sido la advertencia del papa Francisco en la homilía de la misa celebrada este mañana en Santa Marta. Al final ha preguntado: “¿Nuestras almas buscan seguridad solamente en el Señor o buscan otras seguridades que no le gustan al Señor?”, ¿Cómo está la tuya? ¿Qué buscas?
El Papa Francisco mostró esta mañana su preocupación por los sacerdotes y obispos que están apegados al dinero. En la homilía que pronunció en la Casa Santa Marta meditó así sobre el Evangelio de la liturgia en unos días en los que se habla del contenido de la publicación de dos libros que intentarían demostrar …
…hizo este desesperado ruego de ayuda: “¡Ay! Es terrible; y durará por siglos si tú no vienes en mi auxilio. En el nombre de María, que ha obtenido para mí el favor de recurrir a usted, ¡ayúdeme!”.
Queridos hermanos y hermanas: Gracias por recibirme y darme la oportunidad de estar aquí con ustedes compartiendo este momento de sus vidas. Un momento difícil, cargado de tensiones. Un momento que sé es doloroso no solo para ustedes, sino para sus familias y para toda la sociedad. Ya que una sociedad, una familia que no …
«Señor tú has dado tu vida, dame la gracia de pacificar, de reconciliar. Tú has derramado tu sangre, que no me importe que se me hinche la lengua un poco si me muerdo antes que hablar mal de los demás». En la Carta a los Colosenses san Pablo muestra la tarjeta de identidad de Jesús: …
En la audiencia que sostuvo el 3 de septiembre con los Padres de Schoenstatt que participan del capítulo general de esta institución fundada por el P. José Kentenich hace 50 años, el Papa Francisco alentó a los sacerdotes a no descuidad nunca la oración porque, entre otras cosas, en ella “aprendemos a no pasar de …
En la homilía de la Misa que celebró la mañana del 4 de septiembre en la Casa Santa Marta, el Papa Francisco sugirió que antes de hablar mal del otro sembrando cizaña y división, mejor sería “¡morderse la lengua!” El Santo Padre dijo que “cada vez que me viene a la boca decir algo que …